El destino.

El corazón dividido.

Difícil elegir.

¿Qué hacer cuando un tiene el corazón dividido entre dos caminos?

Es difícil de explicar, pero seguramente que a muchos les resultará familiar.

Desde siempre me ha fascinado, ha sido unas de mis pasiones, y después de haber experimentado lo que se siente encima de un escenario, jamás dejará de formar parte de mi vida. Emoción, nervios, adrenalina, diversión... Cualquiera que lo haya experimentado entenderá de lo que hablo. He pensado en muchas ocasiones dedicarme por completo a ella, entregarle el resto de mi alma, dejarme llevar, quedar a merced de sus designios. Pero es duro, no es para nada fácil, y aunque se que podría, en el camino tendría que dejar muchas cosas... Siempre me quedará la duda, esa eterna suposición: y si hubiera seguido adelante... ¿lo hubiera logrado?

Por otra parte creo que el destino es muy sabio, e inteligentemente me ha ido llevando hacia ese otro camino paralelo que se ha formado en mi vida y que ahora ocupa todos mis esfuerzos. En cierta manera, de no haber sido así, puede que el trance hubiera sido más difícil y que las consecuencias hubieran sido mayores.

Y aquí estoy.

No fue mi primera elección. Fue una especie de atajo, una vía de escape a través de la que invertir tiempo y dinero en busca de ese camino que finalmente no ha llegado. Poco a poco, y a pesar de haber pensado infinidad de veces en dejarlo, conseguí desatarme y empecé a cogerle el gustillo a todo este mundillo. Tanto, que me ha dado algunas de las mayores satisfacciones de mi vida, aunque nunca podrá jamas quitarle el puesto a mi pasión.

Y entonces, os preguntareis (o puede ni siquiera os importe) ¿cuál es el problema?

Pues que en mi cabeza, el futuro se ve de dos maneras muy diferentes. Así que, por si fuera poco con llegar a tener claro un objetivo en la vida, ¿qué haces cuando tienes que decidir entre dos?

Por una parte, sé que la opción que más esfuerzo me costará, puede llegar a ser la más rentable y la más discreta y silenciosa. Y por otra parte, sé que esa otra opción me haría disfrutar muchísimo, que ese otro esfuerzo, merecería mucho la pena si llegara a un buen final, y que esa otra opción, me reportaría muchos beneficios no ya económicos, sino sociales.

¿Qué haré? Pues fingir dejarme llevar por el destino y tomar aquello que la vida me ofrezca. Fingir que no elijo y dejar que todo discurra sigilosamente, hasta que llegue ese punto en mi vida en el que tenga que echar de nuevo la vista atrás, y recordar lo que he sido para no olvidarme de que soy lo que soy, porque poco a poco he ido construyendo mis cimientos a base de esfuerzo y superación personal.

Comentarios

  1. es difícil, cualquier elección es difícil, y no seré yo quien te encamine hacia un camino u otro, principalmente porque no soy para nada objetiva y llevo años tratando de enmendar mis errores huyendo sin cesar de uno de esos caminos.
    No seré yo quien opine al respecto, y menos ahora, que me hallo inmersa de nuevo en una de esas crisis existenciales de las que no sé salir.
    Solo te diré, haz lo que te dicte el corazón, de lo contrario, puedes correr el riesgo de acabar como yo...

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