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Decepción, desmotivación... Sé que he perdido las ganas. Aunque no se en realidad muy bien por qué. Puedo encontrar mil excusas, mil motivos para abandonar la batalla, razones para dejar de lado mi espíritu de lucha y abandonarme como un barco a la deriva. Pero nunca serán suficientes, pues se perfectamente que he pasado peores épocas. Lo más triste de esta situación es que me recuerda a otras pasadas, son ya demasiadas similitudes, demasiadas coincidencias. Por un lado, esas situaciones pasadas me dan la esperanza de saber que en otro tiempo las malas rachas tuvieron su fin. Pero por otro, me recuerdan que a pesar de mi madurez, siempre existirá algo que nos hará caer de nuevo en la monotonía del lamento y la súplica del fin... Deseos vehementes de volver a salir adelante.