Contradicciones

De repente me apetece salir a romper con todo.

De repente me apetece ir a dar un paseo, relajado, mientras comento mis avances en el estudio de la influencia de las nuevas tecnologías en la educación, y el comportamiento social de la juventud, y como la paulatina implantación de nuevas formas de comunicarse hace más difícil el entendimiento generacional.

De repente me apetece subirme a una tarima vestido con lentejuelas y brillantes, y bailar al ritmo de alguna canción comercial.

De repente me apetece ver una gran película y charlar tras la emisión, sobre el enfoque fotográfico y cómo la oscuridad de las escenas hace más intenso el mensaje del director.

De repente me apetece enfundarme unas plataformas, maquillarme, ponerme mis pestañas postizas, un corset de cuero y un pelucón llamativo y bailar y cantar alguna canción del último festival de eurovisión.

De repente me apetece irme de viaje a Salamanca, visitar el archivo general de la Guerra Civil Española, conocer la historia de la construcción de unas de las catedrales más imponentes de España y sumerjirme en el esplendor que la ciudad debió vivir en el medievo.

A veces todos estos deseos encontrados me llevan a creer que algo en mi cabeza está suelto. Sin embargo, cuando consigo dar rienda suelta a mis deseos más superficiales y vanales, al mismo tiempo que no pierdo de vista el objetivo final de mi anhelo más maduro, me doy cuenta de que todo es posible.

Simplemente se trata de equilibrio.

Comentarios

  1. son esas contradicciones las que nos hacen ser nosotros mismos


    Mua!

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