Otra vez el inconformismo... Otra vez a reflexionar y tratar de encontrarme. La vida es demasiado complicada y nosotros la complicamos más si cabe. Nos pasamos gran parte de nuestra vida pensando en el futuro, y no nos damos cuenta de lo que estamos viviendo hasta que ya se ha convertido en pasado. Hasta que echamos la vista atrás y comprendemos el sentimiento de tranquilidad y satisfacción que nos producen los recuerdos, no somos capaces de ver la felicidad de los momentos. Pero ya ha pasado. Se ha ido. Es solamente un recuerdo. Me he convertido en un preso de los recuerdos. Un cautivo de sensaciones felices de otro tiempo. Y a pesar de que ya van unas cuantas décadas de inconformismo con el ojo puesto en el retrovisor, no aprendo. No valoro el presente incluso trato de huir de él. Os estaréis preguntando por qué no le pongo solución. Buena pregunta. A veces me gustaría tomarme un tiempo para mí. Sólo para mí. Desaparecer por un momento. Ver el mundo en perspectiva, conver...
No se mueve el tiempo. Se ha detenido. Ha dejado de alimentar a la ilusión y se ha sentado a observar la desesperación. Hace ya tres años que abandoné el barco y decidí coger un bote salvavidas. Así el remo con mis manos, fuertes tras el duro entrenamiento contra viento y marea. En alta mar, solo hay horizontes, delgadas líneas, rojas al atardecer, que cierran la puerta al abandono e insuflan falsas esperanzas de cambio. En el barco se quedó la tripulación y los generosos pasajeros, a veces amigos, otras simples huéspedes. En mi bote, apenas se podía encontrar una pequeña botella de agua y un millón de sueños rotos, que formando un rompecabezas dibujaban un paisaje de suaves verdes, fuertes grises y azules luminosos. No sé lo que pasó. No recuerdo nada. Una mañana de lluvia, suave, templada, desperté frío, débil, con el cuerpo inundado de yagas. Apenas podía moverme. Me incorporé. Y allí seguía el horizonte. Los remos ya no estaban. No había botella de agua. A mi lado obser...
Pasado y presente se vuelven indiferentes. No importa el cómo y el cuándo, importa el aquí y ahora. Necesitamos recobrar lo perdido y soñado, recomponer el puzzle de nuevo. Hemos aprendido que no se trata de un juego de fichas, sino de nosotros mismos, de nuestros deseos, de nuestras ganas de volver, de nuestra ilusión por recordar que pudo no haber un final, que pudo ser simplemente un punto y aparte y que es ya la hora de continuar la historia juntos. Dejando atrás todo aquello que nos separó, pero que no nos ha roto, todo aquello que nos distanció sin alejarnos, nos alejó sin resquebrajarnos. Cuando algo funciona, porque cambiarlo. Quizás el cambio ha hecho que vuelva a funcionar. Quizás hayamos engrasado nuestros mecanismos. Quizás hayamos necesitado ver para comprender que lo que importa no es lo importante, sino aquello a lo que nunca damos importancia. Aquello que como un volcán de lava en un mar de hielo, ruge, enfurece porque nos hemos dado cuenta de que caminábamos en la d...
interesantes reflexiones
ResponderEliminaryo también me equivocaba siempre, hasta que dejé la mala costumbre
ahora, sólo me equivoco a veces
encantada de encontrarle, caballero betanceiro