Comprender...

Hay que ver lo diferentes que somos, y la gran cantidad de formas que tiene el ser humano de llenar cada uno de los huecos que tiene en su vida. Esas carencias, debilidades, miedos...

Comprender lo que sucede a nuestro alrededor, es demasiado difícil y complicado, pues no podemos participar en todos y cada uno de los acontecimientos que nos rodean. Quizás el misterio de no saber exactamente cuales son los condicionantes de cada uno de ellos, es lo que los haga interesantes, a la vez que nos complica la existencia. Sobre todo, a los que como yo, no somos capaces de avanzar si en el camino nos encontramos con un acertijo al que no encontramos solución. Pues para nosotros, solucionar el enigma, no consiste simplemente en encontrar el resultado de una ecuación, sino que implica conocer a conciencia los factores que influyen en ella, comprender porque se ha llegado a esa situación, entender la situación actual, y una vez resuelto el problema, aprender a no caer en el mismo error en un futuro, aunque esto último sea una utopía a la que muy pocas veces llegamos.

Y las cosas se complican más, cuando además de tratar de comprender lo que nos rodea, debemos averiguar nuestro mundo interior. Lo que queremos, lo que no queremos, tener las ideas claras, aceptar nuestros defectos y errores para poder enmendarlos, saber valorar nuestras virtudes sin caer en el error de potenciarlas de un modo excesivo...

Y para más énfasis, si a todo esto añadimos el hecho de que a diferencia de las ecuaciones, la vida está en constante movimiento, cambio y evolución, entramos en una espiral de problemas y soluciones que no termina nunca. Una espiral que va aumentando con cada solución, con cada problema, con cada resultado, con cada operación matemática, en una progresión ascendente, sumergiendonos en un camino sin retorno en el que es difícil encontrar ni siquiera una parada de emergencia.

Claro que, a veces, gracias a esa paleta que nos brinda la vida, podemos colorear la espiral convirtiendo así en un juego esa progresión, que al verla desde otro prisma, parece adquirir lo efímero y bello de un arco iris...

Uxío Barreiro. Caminando en línea recta.

P.D.: Que mal me ha quedado esta entrada.

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