El primer regreso

Llegó el primer regreso.

Después de un mes y medio exacto, llegó el momento de la primera vuelta a casa. Es hora de recordar las emociones del momento de partida y compararlas con las presentes, de hacer memoria de las expectativas de instalación y hacer balance de estos días.

Será quizás el reencuentro más emotivo. Dicho así, parece que llevo siglos sin volver a casa, cuando en realidad hace apenas unas horas que he visto a mi familia y he hablado con ellos (maravillas de introducir a mi madre en el uso de las nuevas tecnologías).

Pero al ser la primera vez que se vuelve despues de un gran cambio, es el momento de ver que no mienten cuando dicen que están bien, de contar como es la vida en Barcelona, de que me cuenten lo que han dado de si estos días sin mí, y yo contarles lo que han dado de si estos días aquí, que ha sido mucho, más de lo que esperaba.

Es momento también de hacer partícipes a todos de lo bien que me han acogido aquí. En apenas 45 días, me he sentido querido, respetado y apoyado, que no es poco, teniendo en cuenta que he venido a vivir a una ciudad que no conocía, que he conocido a gente que no sabía nada de mí, y que he tenido que volver a engarzar los eslabones de mi cadena a un nuevo círculo.

Es también el momento de contarles a todos mis planes, todas las ideas que rondan mi cabeza, todos esos proyectos que tengo en mente, todas esas sensaciones que me ha provocado este salto cualitativo, todo...

Y también por supuesto, es momento de recargar las pilas, de volver a ver dibujos animados, de volver a jugar al escondite, de volver a dar sustos, de volver a dibujar, de volver a hacer café... las cosas que más he echado de menos.

Es momento de todas esas cosas, pero sobre todo, es momento de vacaciones, de paréntesis, de kit kat, con su principio y su final.

Porque tendré de nuevo la sensación del primer regreso...

...a Barcelona.

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