Al final...


Sigo pensando que todo llegará a su fin.

Sigo pensando que mis ansias de volar, mi ganas de vivir, el impulso de amar y tu tímido latir, se encontarán cuando haya terminado este sendero de piedra y polvo, que me impide caminar.

Pero ese sendero no es una carrera de obstáculos, ni una maratón, ni siquiera una etapa ciclista.

El final del sinuoso y angosto sendero, llegará cuando las piedras del camino se diluyan con el arrollo de la tranquilidad, cuando las ansias de llegar al final no sean más que las ganas de no volver a empezar.

La meta estará en aquel paraíso soñado, en un rincón donde la monotonía será calma, donde el bullicio será alegría, donde el calor será amor, y donde la soledad será el refugio ansiado.

En aquel paraiso, recordaré los momentos difíciles con la satisfacción de haberlos superado. Recordaré lo vivido en retales del pasado, esos a los que siempre acudo, cuando necesito recordar que he sido feliz.

Pero cuando llegue la meta, no recordaré lo feliz que he sido. Tejeré minuciosamente el recuerdo de mi paso con pequeños retales, para no olvidar, quien he sido... para no olvidar a donde voy...

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